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LIBRERÍAS ¿Dónde conseguir Los erizos de Miller?

Muy contento de tener ya un listado de librerías dónde van correteando mis erizos. Cómo yo lo hacia en la guardería 'Miller' de mi barrio, El Porvenir.

Para los sitios dónde aún no hayan llegado, o para los más cómodos, podéis encargarlo dedicado y sin costes de envío, utilizando el código promocional "MILLER17" aquí:http://www.inventaeditores.com/index.php/tienda/imaginasuenos/los-erizos-de-miller-miguel-candau-detail

(DESDE EL MV PULSAR ENCIMA DE LA FOTO)


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LOS ERIZOS DE MILLER

A Madrid me voy a ir yo a cumplir sueños, le dije a mi madre. "Ten cuidado con el hornillo", me respondió ella. Muy emocionado de compartir con vosotros la publicación de mi primer libro de sonetos: ‘Los Erizos de Miller’ gracias a la editorial Inventa Editores y que el próximo 15 de junio saldrá a la venta en librerías de toda España. Tengo mucho que agradecer, y ya lo iré haciendo a medida que os vaya incordiando (prometo que lo justo). Pero no me voy a escapar sin corresponder antes a mi amigo y escritor  Pedro Letai  por realizar el prólogo del libro; al pintor  Juan Carlos Vargas Gutierrez  por volcar su arte sobre la portada e ilustraciones; y, por supuesto, a Juan Trenado e Iván Casuso de  Inventa Editores  por apostar desde el principio en un puñado de versos con púas que espero que os gusten. Ya os iré informando de la presentación, que además coincidirá con mi cumpleaños. : ) # LosErizosdeMiller   # InventaEditores   # nomelocreoaun # melevantareyhabrasi

A LUIS ARTIÑANO

Te fuiste en una de Philip Glass , o en una de Tiersen . O no, o en una de Elfman , o de Dylan , ¡no lo se!, pero te fuiste en una canción. Y sé que era en una de esas grandes canciones con una fuerza inmensurable que uno no puede parar jamás y que, además, sabe, que aunque la parase, esta siempre seguiría sonando, allá en el infinito. Siempre seguiría existiendo. Como tú. Nuestros cuatro codos descansaban en la mesa de una terraza en la tarde de un frío lunes cualquiera -menos de junio-, casi sin conocernos de nada, después de habernos presentado y coincidir un par de veces, ahí estábamos. El trabajo era el valiente que nos había llevado a sentarnos aquel día en aquella silla de paja. Pero estaban equivocados él, o la silla de paja, si pensaban que iban a ser los únicos protagonistas. Porque no éramos amigos, pero qué mas daba. No fimos capaces de enlazar dos conversaciones sin filosofar escarbando en temas de la vida. Y eso no nos hacía en ningún momento más importantes, y lo sabía