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Mostrando entradas de julio, 2015

A LUIS ARTIÑANO

Te fuiste en una de Philip Glass , o en una de Tiersen . O no, o en una de Elfman , o de Dylan , ¡no lo se!, pero te fuiste en una canción. Y sé que era en una de esas grandes canciones con una fuerza inmensurable que uno no puede parar jamás y que, además, sabe, que aunque la parase, esta siempre seguiría sonando, allá en el infinito. Siempre seguiría existiendo. Como tú. Nuestros cuatro codos descansaban en la mesa de una terraza en la tarde de un frío lunes cualquiera -menos de junio-, casi sin conocernos de nada, después de habernos presentado y coincidir un par de veces, ahí estábamos. El trabajo era el valiente que nos había llevado a sentarnos aquel día en aquella silla de paja. Pero estaban equivocados él, o la silla de paja, si pensaban que iban a ser los únicos protagonistas. Porque no éramos amigos, pero qué mas daba. No fimos capaces de enlazar dos conversaciones sin filosofar escarbando en temas de la vida. Y eso no nos hacía en ningún momento más importantes, y lo sabía