Ir al contenido principal

Entradas

UN ASTRONAUTA CON ALZEHIMER

Él, que siempre había soñado con viajar a la Luna, con traer a aquella tierrecilla para acá. Con reírse de la gravedad y con dejar huellas infinitas en la arena. Con sortear estrellas y alternar entre platillos volantes y cohetes espaciales, y mirar desde allí el mundo, copita en mano. Él que nunca había visto despegar su nave; de repente, aquella tarde, vinieron a buscarle unos señores astronautas. La aeronave era grande. Un gran vehículo con luces y sonidos exagerados. Sus compañeros en esta misión secreta, dos chicos y una chica mucho más jóvenes que él, parecían querer hacerse amigo suyo, pues desde que comenzó la expedición no pararon de preguntarle temas de toda índole. Desde cuestiones personales, como nombre, edad, familia, etcétera, hasta como, extrañamente, otras ya algo personales: Qué tal se encontraba, cómo iba sintiendo aquel frío que pasaba por su cuerpo o cuánto le costaba respirar. Qué buenos controles espaciales, pensó él. Para amenizar el viaje, los alto
Entradas recientes

CIEN METROS LISOS

Hicieron el amor toda la noche en la barra de aquel bar, pues esa forma de reír no era normal. Se conocían de toda la vida, y en esos cinco minutos, decidieron echar su freno interior e invertir un rato en cada uno. Aunque estaban muy cerca de los bafles, ya casi no escuchaban la música, y, si la escuchaban, era la que cada uno quería. Ella decidió estar escuchando a Danny Elfman, él a John Coltrane. Ella necesitaba de Elfman que la llevase a ese mundo de fantasía que había sospechado desde que sus radios chocaron por primera vez. Y él, sin embargo, necesitaba de Coltrane que le acompañase en sus juegos de palabras, su improvisación, y en su sonrisa de medio lado (sin rozar la chulería barata). Pero, sobre todo, necesitaba que le repusiera la seguridad que le robaban esos ojos a los que estaba mirando. Era peligroso. La bola de discoteca arrojaba sus láseres de colores, y éstos rebotaban en cristales y bordes cromados, emulando a cualquier tiroteo de Tarantino (Django, por eje

EL TREN VERDE. 🍀 🍷 💄 ======🚋

La mañana estaba fría en la estación, y las personas mientras hablaban echaban ese humillo blanco parecido al que sale por las alcantarillas de Nueva York. Ese vaho iba esfumándose en el aire a medida que iban escupiendo las palabras de sus bocas. Y Bruno se las escupía al revisor, no porque los lunes a las siete de la mañana fuese el mejor momento para escupir palabras, sino porque para Bruno era su deporte preferido, junto a fruncir el ceño para defenderse de no se sabe qué. Las probabilidades que había de que encontrara a aquella chica que vio en aquel piano-bar eran casi nulas, pero como hay cosas que no entienden de probabilidades, algoritmos ni cartabones, allí estaba él, sentado en aquel vagón de cristales empañados, pues fuera hacía bastante más frío que dentro, y las palabras escupidas por las personas se iban pegando en forma de Rocio en los cristales. Y, si, ese era uno de los nombres que Bruno barajaba desde que se dio la vuelta mientras escuchaba cualquier canción que se s

UN MONSTRUO NUNCA MUERE. 🎸☁️✍🏻

Llevaba de viaje algo más de tres años. Se había ido cargado de equipaje desde Triana a aquel viaje tan largo que alguna vez hacemos todos. Sí, a ese viaje al vagón del silencio o como dice mi amigo Fernando: al ‘Parque de los Callaítos’. Pero él era Manuel Molina y ese parque no estaba hecho para él. Pronto el cielo se le había quedado pequeño y, cada vez que Pedro (el portero del parque) se despistaba, Manuel le arrebataba las llaves, cogía su  guitarra y su sombrero, y se escapaba volando entre las nubes a cualquier rincón de Andalucía. En esas escapadas, volvía a acariciar su guitarra, cogiéndola de esa forma vertical y volvía su voz a salir inexplicablemente tras esas barbas infinitas para invadir de nuevo el mundo. Al mismo tiempo que Lole lo miraba, lloraba mientras cantaba mirando al cielo, vertiendo versos, de la misma forma que podía recitar Pablo Neruda o Alberti, o que podía cantar Chavela. Hace tres días, me encontraba allí sentado con ese señor y su bastón que repos

LA FACHADA 🏢 👕 👚👖___

La Mari, del segundo, estrenaba ropa. Para ella, casi más importante que ponérsela, era presumir de sus adquisiciones junto a sus vecinas Encarna y Mari Carmen, del segundo A y B. No era especialmente una persona pretenciosa, pero aquel sonido del cordel corriendo entre poleas oxidadas le provocaba un gustirrinín que la transformaba en otra persona. Esta otra persona hablaba con los ojos entrecerrados, hacía como si mascase chicle de clorofila, y contorn eaba el cuello de una forma menos suave cada vez que ponía las pinzas pares en el cordel. El cenicero de Encarna estaba lleno. Las largas horas que se quedaba ella alardeando de su erudito hijo Eduardo, hacían que no cupiese ni una colilla más en él y que su voz fuera cada vez más ronca y relajante para Mari Carmen. A Mari Carmen, que había sido la más coqueta de las tres, y a su cardado cano, lo que más les gustaban era disfrutar de la brisa que traía el estrecho de Gibraltar al marco de su ventana, mientras se pintaba las uñas y com

LIBRERÍAS ¿Dónde conseguir Los erizos de Miller?

Muy contento de tener ya un listado de librerías dónde van correteando mis erizos. Cómo yo lo hacia en la guardería 'Miller' de mi barrio, El Porvenir. Para los sitios dónde aún no hayan llegado, o para los más cómodos, podéis encargarlo dedicado y sin costes de envío, utilizando el código promocional "MILLER17" aquí: http:// www.inventaeditores.com/ index.php/tienda/ imaginasuenos/ los-erizos-de-mi ller-miguel-candau-detail (DESDE EL MV PULSAR ENCIMA DE LA FOTO)

LOS ERIZOS DE MILLER

A Madrid me voy a ir yo a cumplir sueños, le dije a mi madre. "Ten cuidado con el hornillo", me respondió ella. Muy emocionado de compartir con vosotros la publicación de mi primer libro de sonetos: ‘Los Erizos de Miller’ gracias a la editorial Inventa Editores y que el próximo 15 de junio saldrá a la venta en librerías de toda España. Tengo mucho que agradecer, y ya lo iré haciendo a medida que os vaya incordiando (prometo que lo justo). Pero no me voy a escapar sin corresponder antes a mi amigo y escritor  Pedro Letai  por realizar el prólogo del libro; al pintor  Juan Carlos Vargas Gutierrez  por volcar su arte sobre la portada e ilustraciones; y, por supuesto, a Juan Trenado e Iván Casuso de  Inventa Editores  por apostar desde el principio en un puñado de versos con púas que espero que os gusten. Ya os iré informando de la presentación, que además coincidirá con mi cumpleaños. : ) # LosErizosdeMiller   # InventaEditores   # nomelocreoaun # melevantareyhabrasi